Cuatro dirigentes estatales tricolores -Eliseo Castillo, Oscar Luebbert, Humberto Valdez Richaud y Felipe Garza Narváez- han externo su fe en el cardiólogo

José Ángel Solorio Martínez

  ¿Qué estructura partidista, se mantiene sin daños por los efectos de escurrimientos y fugas de sus militancias?

 Al inicio de las campañas, se percibía un PAN sólido, derivado de una postulación de su candidato –Truco Verástegui– sin aspavientos y sin cuestionamientos de otros aspirantes o de militantes; un MORENA, con diversas fracturas y con voces discordantes: desde el líder estatal –el profesor, Enrique Torres Mendoza–, hasta algunos precandidatos que se les escurrió la candidatura: Maky Ortiz, que lloró casi un mes su marginación, Héctor Garza González quien sigue encrespado, y hasta Alejandro Rojas Díaz que se convirtió en el más insistente del candidato, Américo Villarreal Anaya en plena labor proselitista; el PRI, achicado en sus liderazgos y su militancia, experimentaron momentos de fractura: en Reynosa, ese hecho resultó el más marcado, Oscar Luebbert y correligionarios engordaron el caldo guindo; del PV, PT, PRD ni para qué hablar:

 Ahora el escenario se visualiza diferente.

 muy diferente

 El PAN y su candidato, sigue en su ruta unitaria; no se perciben, fisuras –al menos no públicos– en su entramado de liderazgos y de militantes.

 Verástegui, sigue en su plan de campaña: otorgando más importancia a la sociedad civil y no a las burocracias partidistas.

 De igual forma: remolca en un efecto locomotora, al PRI y al PRD.

 El PRI, acaso sea la organización política más afectada con fisuras por las cuales se salen decenas de liderazgos y millas de militantes.

 Se tendrá que ver, los eventos de Villarreal Anaya por los municipios del estado: buena parte de los ciudadanos que ahora lo aclaman son –que se sepa no se han generado renuncias masivas en el tricolor– priistas.

 Esa tendencia que lastima a un priismo, que ha jurado millas de votos para su candidato, ha sido irreversible desde que se asoció al PAN. Al menos cuatro líderes estatales tricolores -Eliseo Castillo, Oscar Luebbert, Humberto Valdez Richaud y Felipe Garza Narváez- han externodo públicamente su fe en el cardiólogo.

 Otra baja de los tricolores, ha sido Oscar Almaraz, quien se sumó hace meses al PAN.

 MORENA ya revirtió aquella dinámica: ha hecho recapacitar a Maky Ortiz ya Alejandro Rojas, quienes retornaron al redil y se pusieron la casaca guinda. Algunos alcaldes morenistas, que traían frialdad y escepticismo con la campaña del victorense, se sumaron al proyecto de la IV Ten en Tamaulipas, con Américo.

 Ya tenemos un seguro perdido para el 5 de junio: el ex invencible y cada vez menos institucional, PRI tamaulipeco.